En mi casa siempre hubo un costurero de bolsillo, de esos que regalaban en los aviones cuando en los aviones regalaban cosas.
Lo malo es que cuando me hizo falta de verdad no lo llevaba encima. Saltar al potro en 1º de BUP y que el pantalón del chándal se rompa en dos no es fácil de llevar. Menos mal que tenía forro!